jueves, 23 de enero de 2014

Primer conflicto serio con más Google Glass

Ya tenemos el primer incidente serio con este magnífico gadget, el cual en su día ya comenté que aunque me parece un extraordinario accesorio, le encuentro sus peligros. La noticia es que un usuario de las gafas ha sido expulsado en un cine por un agente de FBI por no quitarse las gafas mientras miraba la película. El usuario argumentó que las tenía apagadas y que las necesitaba para ver (estaban graduadas), ante la negativa fue expulsado de la sala. Sabiendo como son los americanos, no me extrañaría que este usuario vaya a recibir una morterada de dinero en caso de interponer una denuncia. Los americanos son muy dados a denunciar cosas inverosímiles, aunque creo que en este caso la denuncia sería más que justificada. 


Hay que tener en cuenta que nos encontramos ante un producto muy nuevo y revolucionario, que va a modificar nuestras conductas cuando empiece a estar extendido. Yo soy un amante de la tecnología, y pese a que encuentro las Google Glass una excelente herramienta, entiendo que en un alto número de ocasiones van a ser utilizadas con fines maliciosos, pero no por las gafas en sí, sino porque el ser humano es así de malo. Siempre va a Si buscar el lado oscuro de las cosas. Y las gafas por desgracia tienen demasiados lados oscuros con los que vulnerar el derecho a la intimidad entre otras muchas cosas. 

La herramienta que nos ofrece Google es enorme, pero me gustaría equivocarme pero creo que no han calculado todos los inconvenientes que conllevan las gafas y quizás tendrían que haber implantado algún tipo de mecanismo que proteja la intimidad de las personas. Estoy hablando de algún tipo de dispositivo o señal que alerte de que esas gafas están en funcionamiento. Por ejemplo, si voy en el metro con las gafas puestas, y hay una mujer despampanante, seguramente la voy a mirar de arriba abajo, en principio, salvo que al lado esté su novio celoso no tiene más problema, pero imaginar que llevo las Google Glass y grabo a la chica, estoy vulnerando su derecho a la intimidad, si esas gafas llevarán un piloto rojo o algo similar, esa chica sabría que la estoy grabando. 

Seguramente la solución sea que la chica no vaya tan suelta o mi mirada menos sucia, pero evidentemente lo primero machista y lo segundo absurdo puesto que somos como animales y el mirar a una mujer bonita viene en los genes. Google Glass Ya se han puesto en marcha, con lo cual los problemas que surjan a partir de ahora van a ir siendo solucionadas sobre la marcha. Y quizás ese sea el problema, que el proyecto era tremendamente ambicioso, y ya se sabía que podría acarrear problemas, de hecho yo no soy ningún visionario y ya expuse mi preocupación al respecto, con lo cual no entiendo todo lo que puede pasar ahora. 


Conclusiones, siempre a favor de la tecnología, pero bien llevada. Las Google Glass son un arma de doble filo, son tremendamente interesantes con infinidad de posibilidades, pero por otro lado pueden ser usadas para infinidad de delitos que atentan entre otras cosas contra el derecho a la intimidad, que es elemental. Apoyo la expulsión del usuario de la sala de cine, pero también apoyo que el usuario pueda tomar medidas. Hay un vacío legal importante que las cabezas pensantes tendrían que haber solucionado en su día.

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